El Espacio Físico
La civilización griega se originó en la Península Balcánica y en las costas e islas del mar Egeo. Su clima cálido y seco dio lugar a una agrucultura de tipo mediterráneo.
Este medio físico propició la fragmentación política de Grecia. No existió un gran Estado griego, sino que cada valle y cada isla formaban un Estado independiente, integrado por una ciudad (polis) y el territorio que la circundaba.
Una misma civilización
Aunque cada polis era independiente, los griegos tenían muchos lazos en común que les hacían sentirse miembros de una misma cultura: la Hélade, que se asentaba sobre dos pilares: la lengua y la religión.
Todos ellos hablaban en griego y escribían con el mismo alfabeto. Además, todos los griegos adoraban a los mismos dioses. La religión era politeísta, es decir, existían numerosas divinidades consideradas superiores porque eran inmortales y poseían poderes extraordinarios.
Los dioses griegos eran antropomórficos y se parecían físicamente y psíquicamente a los seres humanos. Habitaban en el Olimpo, el monte sagrado, y Zeus se consideraba el padre de todos los dioses.
Los Primeros Griegos
Los griegos son el resultado de una mezcla de pueblos que se instalaron en las tierras de Grecia en sucesivas oleadas y que se relacionaron con la población autóctona.
Hacia el año 2.000 a.C., los aqueos, un pueblo indoeuropeo procedente del Norte, llegaron a las tierras griegas. A este pueblo también se le conoce con el nombre de micénicos, por su ciudad más importante, Micenas.
Hacia el año 1.200 a.C., los dorios, también procedentes del Norte, se asentaron en Grecia, conquistaron muchas ciudades y se convirtieron en el nuevo grupo dominante.
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